26 sept 2009

Fibromialgia en el mejor momento de la vida

Artículo escrito por M. Elisa de Castro Peraza, enfermera del Bloque Quirúrgico del Hospital Universitario de Canarias, España.

La fibromialgia (FM) fue definida escasamente hace 15 años y no porque no hubiera existido antes sino porque no se diagnosticaba como tal. Es moderna hasta tal punto que hay profesionales sanitarios que afirman "no creer en su existencia", como si se tratara de un acto de fe. Esto convierte al paciente, en su habitualmente largo camino hacia el diagnóstico, en un auténtico peregrino.

No ha ayudado la forma en que se define este síndrome, basando en criterios reumatológicos a una enfermedad donde la causa autoinmune o reumática no ha podido ser demostrada: dolor crónico generalizado de origen desconocido y sin alteraciones orgánicas demostrables según los conocimientos de los que disponemos actualmente (Rusell, 2001 citado por González Escalada). Criterios que deben cumplir los pacientes para ser diagnosticados de FM: dolor generalizado, presencia de puntos dolorosos a la presión (deben ser positivos más de 10 de los 18 descritos). Además presencia frecuente de: trastornos del sueño, rigidez matutina, fatiga o cansancio, cefalea, problemas menores del equilibrio, parestesias y hormigueos en pies y manos, dificultad de concentración, malestar abdominal y ansiedad, tristeza y depresión. Esta definición inconexa ha provocado que una importante parte de la población cumpla los criterios diagnósticos.

Con ello la FM se convierte en un cajón de sastre donde cabe todo: el enfermo de fibromialgia, el enfermo de otras patologías e incluso el farsante que busca beneficios laborales o sociales. Sería necesaria una nueva definición. Este sería el mejor camino para que se admitiese la FM como una absoluta realidad, como un síndrome nacido de la concatenación persistente de unos síntomas que afectan a un grupo de población que se siente enfermo y cuyo origen es aun desconocido (González Escalada, 2006).
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Septiembre 2009